Alguien ha celebrado la primavera colocando flores (rojas, como no) en la cesta de la escultura de Caperucita que se encuentra en el paseo de Sant Joan de Barcelona. La curiosidad de esta obra radica en la pose de complicidad y camaradería de los que debieran ser enemigos mortales. Hay quien dice que Caperucita está a punto de devorar al lobo.
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